martes, 12 de febrero de 2013

La torre de Espantaperros


En la siguiente foto podemos apreciar cómo la torre
está separada del resto de la muralla.
La Torre de Espantaperros es una destacada fortaleza musulmana visible desde la lejanía y situada entre las callejuelas de la parte alta de Badajoz. Es una de las referencias monumentales más significativas de la ciudad. 

   Su historia se remonta a la época del dominio almohade, a la segunda mitad del siglo XII, unida a la construcción de la fortaleza que hoy día en Badajoz permanece, y que entonces realizó el Califa Yakub Yusuf. 


Pero no siempre ha estado en el estado de conservación actual, prueba de esto es que en el verano de 1920, el estado de ruina era preocupante. Un par de años después parte de la torre se desplomó cayendo al interior de una de las viviendas que tenía adosadas. El alcalde, a instancias del arquitecto municipal, exigió a la Comisión de Monumentos que se pronunciara: se restauraba la torre o se demolía. Esta fue restaurada por Ventura Vaca.

La muralla de la alcazaba se planteó con numerosas torres defensivas y entre ellas encontramos la Torre de Espantaperros que ocupa un lugar primordial por su importancia y por su originalidad.


Pertenece esta torre al género de las albarranas, separadas de la muralla con el fin de favorecer la defensa vigilando y avisando en caso de invasión.  Es bastante impresionante la distancia que aguarda la Torre de Espantaperros con el recinto, dado que son unos 24 metros aproximadamente.

El modelo se extendió a otras fortificaciones de la región extremeña , toledana y en la cercana y conocida Torre del Oro sevillana que constituye un paso más en la elaboración de este esquema y algo más posterior, cronológicamente hablando, a la que comentamos en Badajoz.


La planta que se ve en la foto es octogonal construida al tapial con mezcla de cal y tierra.   Presenta esta torre la particularidad de contar con un cuerpo edificado y habitable en su parte superior frente a la casi totalidad del resto de torres semejantes que se construyeron como bloques macizos.

La torre de Espantaperros iluminada por la noche
   A la altura del pasillo que une la torre con el adarve, se abre un primer piso. En su centro se construyó una estancia de planta cuadrada, conformando así el resto del espacio una nave anular. La estancia se cubre mediante una bóveda, mientras que en la nave, dividida en tramos cuadrados y triangulares, se dispusieron bóvedas de arista. Unas finas aspilleras con gran derrame al interior, dispuestas en algunos de los frentes, representan todo el medio de comunicación de la torre con el exterior. Desde esta planta, mediante una estrecha escalera, se asciende a un segundo piso que está concebido de manera idéntica al anterior. Finalmente, sobre este segundo piso, se formó una terraza almenada que corona el remate de la torre.
   En el centro de la terraza se eleva un cuerpo de sección cuadrada, realizado en ladrillo, y que representa un añadido mudéjar del siglo XVI. Se erije en el núcleo de la torre favoreciendo así su sentido de elevación pero desvirtuando lo que fuera su aspecto original. En el interior de este cuerpo puede apreciarse otra construcción de proporciones más reducidas, en mampostería, con pequeños vanos de distintas formas, que sería el remate original.
   La Torre de Espantaperros fue utilizada como campanario en el siglo XVI; allí estuvo colgada hasta el siglo pasado la campana que hoy se guarda en el Museo Arqueológico Provincial. Para hacerla sonar desde abajo, se realizó una abertura que todavía se aprecia en las bóvedas centrales.


 Antiguamente, esta torre era llamada Atalaya o Vieja, pero actualmente recibe el nombre popular de Espantaperros relacionado con el efecto sobre estos animales del ruido de la campana.






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